En su libro «El principio esperanza», el filósofo Ernst Bloch escribe:
“No hay hombre que viva sin soñar despierto; de lo que se trata es de conocer cada vez más estos sueños, a fin de mantenerlos así dirigidos a su diana eficaz y certeramente. ¡Que los sueños soñados despierto se hagan más intensos!, pues eso significa que se enriquecen justamente con la mirada serena […] no en el sentido del entendimiento simplemente observador, que toma las cosas tal y como son y como se encuentran, sino del entendimiento participante, que las toma tal y como marchan, es decir, como podrían ir mejor.
Pensar significa traspasar. De tal manera, empero, que lo existente no sea ni escamoteado ni pasado por alto. […] El verdadero traspasar conoce y activa la tendencia, inserta en la historia, de curso dialéctico. En sentido primario, el hombre que aspira a algo vive hacia el futuro; el pasado sólo viene después; y el auténtico presente casi todavía no existe en absoluto. El futuro contiene lo temido o lo esperado; según la intención humana, es decir, sin frustración, sólo contiene lo que es esperanza.”(El principio esperanza, Ernst Bloch)